Aprovechando la vida muelle del jubilado, he estado unos días en el hotel Victoria de El Escorial. Andando por sus calles me encontré unas pintadas curiosas.
Una decía "Franco, traidor" y la otra "Franco era negro".
La segunda es muestra de varias cosas, a destacar la idiotez del pintor de ocasión y su ignorancia histórica. Muchas cosas puede apuntarse en el debe de Franco, pero no su racismo.
En cuanto a la primera, me trajo recuerdos que han sido avivados al leer algunos comentarios que se han dejado en esta página.
En nuestra juventud, pronto quedó claro que el régimen del 18 de julio no tenia como principal aspiración el llevar a cabo la revolución nacionalsindicalista. Ante esto, se produjeron muchas actitudes, que fueron desde el simple acomodo al régimen para intentar desde él hacer lo posible por aplicar nuestra doctrina, siendo el ejemplo más recurrente del de José Antonio Girón, hasta la misma tentativa de asesinato al Caudillo.
En todos los casos, el "Franco, traidor", tarde o temprano acababa asomando. En algún caso de forma exaltada, en otros casi ritual, delante de un par de copas de coñac.
Yo solo puedo hablar por mi. Por mi y otros que, como yo, nos fuimos a Rusia por muchos factores, de entre los que despuntaba un cierto hastío por lo que íbamos viendo en España. Serví como funcionario al régimen, pero siempre escapé de las designaciones políticas. Para algunos simplemente fui un franquista más. La verdad es que en muchas ocasiones las reflexiones son a posteriori. La vida, eso que pasa mientras tu te empeñas en hacer planes, no me dejaba más que decisiones a corto y medio plazo.
Pero no quiero hablar del pasado. Quiero hablar del presente. Conocí a un escritor, Ángel Palomino, que firmaba en El Alcázar como "G. Campanal". Palomino me dijo una vez que los verdaderos franquistas son los socialistas, que desentierran a Franco regularmente para achacarle todos los males. Ellos le siguen necesitando.
Yo, no. Franco es parte de la historia de España. Le debemos la existencia misma de España, pues estoy seguro de que sin el, España no existiría. Pero no le debo el recuerdo emocionado que, por ejemplo, me genera José Antonio.
Creo que es un error de todos, de comunistas a falangistas, el seguir hablando de Franco, excepto para temas meramente históricos. Para bien o para mal, Franco era un hombre, solo un hombre. No puede ni va a resucitar.
Miremos al futuro.
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2 comentarios:
Es muy fácil, y de una cobardía vergonzante, alancear moros muertos.
Si hubiera vivido en el régimen del General hubiera sido "antifranquista", después de muerto y enterrado, ya no lo soy.
Los Franquistas son ellos, no pueden vivir sin Franco.-
Ser franquista o antifranquista a estas alturas es tan anacrónico como ser canovista o sagastista, tener que optar entre ser carlista o isabelino, o ser cosas así. ¿Soy franquista o antifranquista¿ ¿azañista o antiazañista? ¿primorriverista -de Miguel, digo- o antiprimorriverista? Obviamente, ni me lo planteo. Si hubiera vivido en la época, quizá hubiera optado, pero en el siglo XXI... Felipe González decía que si alguien creía que derribar estatuas de Franco tiene mérito tenía que haberlo hecho en vida de éste. Por una vez estoy de acuerdo con él, lo suscribo.
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