Traigo buenas noticias. Mi abuelo ya está saliendo a la calle y parece con fuerzas (hoy ha comprado un libro en el quiosco que tenemos bajo de casa y los gritos que daba contra el autor se podrían oir en la suya). En días, se marchará a su casa de nuevo. El quería irse hoy mismo, pero mi padre le ha pedido que se quede unos días más. Con esto el blog ganará y yo perderé las tertulias que tenemos después de la cena. Y los debates que mantiene con mis padres, en los que me toca estar callada si quiero seguir saliendo los sábados.
No modero los comentarios, porque no soy quien debe eliminarlos o aprobarlos. Pero si que se los imprimí y leí y, me consta, se emocionó al ver las pruebas de cariño que le mandaban gentes de las que les separan muchos kilómetros y años (él dijo camaradas). Me pide que "os haga partícipes de su mucho aprecio".
Siento no ser más extensa: estoy en un ordenador de la facultad y no es el sitio oportuno.
martes, 1 de abril de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Una cosa queda clara para cualquiera que tenga dos deos de frente: sois una gran familia, una piña...un ejército que acojona al más pintado. Y yo desde este anonimato cobarde y facilón que hace posible la tecnología, me declaro unilateral e incondicionalmente amigo vuestro.
No se quién de vosotros estará más orgulloso, tu abuelo de ti, tú de tu abuelo, tu padre de ambos...En fin, pero queda claro en lo que escribes que eres un proyecto de hembra de rompe y rasga y el hombre que te merezca deberá estar a la altura de tus otros hombres, los que darían la vida por ti sin pestañear (como debieran hacer cualquier padre y cualquier abuelo) y encima repartiendo estopa antes del último aliento. Lo digo sobre todo por tu abuelo que no parece de los que se dejen matar así por las buenas....
Créeme que a mis casi cuarenta y tres castañas, sin padre y sin abuelos, con una mujer y dos hijos que no merezco, una tertulia en casa de tu abuelo es uno de los tres deseos que yo le pediría la genio de la lámpara. Participar de su memoria, de ese trozo de historia española que quedó enterrada en aquellos corazones jóvenes e indómitos, se me antoja como un honor inmerecido y como un deber moral que nace de algún rincón escondido del alma que aún no ha sido arrasado por tantos años de olvido y desmemoria. Bueno, os dejo de momento que ahora viene el calvario de recordar mi nombre y mi clave en este blog. Es una de las cosas que detesto de esta tecnología de doble filo que nos libera y esclaviza a un tiempo. Como todas las cosas grandes de la vida ¿o no?
Saludos y abrazos de un mestizo vasco-riojano-leonés que vive en Bilbao bastante a contrapelo...
He publicado el comentario anterior como una muestra de los comentarios recibidos.
Pero no solo por eso.
Me he decidido a publicarlo por el primer párrafo.
Efectivamente, somos una piña. Y esto es un comentario que no es baladí.
Cuando hoy la gente, del primer político al último currito que deja pasar el tiempo en la barra del bar, centran su atención en la economía, se equivocan. El eje es, debe ser, y seguirá siendo, la familia. Los valores.
Porque sin estos, nada se tiene en pie.
Tengo camaradas que han muerto en la miseria más absoluta, abandonados por sus hijos. Miseria que puede ser económica, moral... o ambas. Otros, aparcados en asilos que poco tienen que envidiar a alguna prisión.
Otros camaradas, formaron otras parejas y olvidaron a sus primeros hijos. O sus hijos les olvidaron a ellos. La soledad les pudrió la vejez.
Afortunadamente, más por su buena madera y por el ejemplo de su madre que por mis pobres merecimientos, eso no es así en mi familia. Vivimos nuestra vida de forma independiente... pero sin perdernos la pista.
Discrepo con mis hijos, con alguno más que con otros, es cierto, como también lo es que discrepo menos con alguno de mis nietos. Pero no por eso dejo de quererles con locura. Y se, lo he visto demasiadas veces, que tambien ellos a mi.
Y, a pesar de los pesares, de la vida cada vez más agitada (algún dia hablaré de mi particular punto de vista sobre esto, sus origenes y consecuencias), nuncha hemos dejado de tener tiempo para saber los unos de los otros.
Eso provoca que el círculo se expanda. Porque con el cariño, las fuerzas se multiplican, mientras que con el odio, restan. Y amigos de mis hijos son hoy mis amigos. Y camaradas mios pasaron tardes entrañables con alguno de esos nuevos amigos. Y ahora algun amigo de mis nietos se cuela a veces en mi casa para hablar de libros, de historia, de teatro, de comida o del Volchov. Y pasamos horas delante de un café, junto al busto de José Antonio que preside mi despacho.
Por ejemplo, recuerdo que Alicia, hace un par de años, me presentó a un chico que le parecía especial. Se llamaba Fernando, y me dijo que su padre le había puesto el nombre en recuerdo de las muchas horas pasadas en un hogar de la O.J.E.
Al final, Alicia y él no llegaron a nada. Eran los dos igual de tercos, cabezotas, y, ya se sabe, dos polos con el mismo signo se repelen.
Pero Fernando sigue pasando alguna tarde por casa, me trae recortes de prensa que cree me pueden interesar y se ofrece para hacerme mil recados. No creo que si hubiese terminado de novio oficial me quisiera más.
Gente que comparta los mismos valores, que tenga claro que esto no es una forma de pensar, sino una manera de ser... son más que bienvenidos a mi casa. Tu, guerrillero, has estado conmigo desde que mi nieta me imprimió tu comentario.
Te recibo los abrazos, mestizo. Pero no me mates aun, que espero que me quede bastante para mi último aliento. Lo necesito para decir unas cuantas cosas.
Publicar un comentario