El punto de vista de un viejo divisionario

lunes, 12 de noviembre de 2007

Algarada en el metro de Madrid

En Legazpi, estación cuya inauguración recuerdo perfectamente, en 1951, así como recuerdo las cervezas que unos camaradas tomamos después, se desató el infierno.

Siguiendo la prensa, de la que poco me creo, parece ser que un grupo de "fascistas" y uno de "antifascistas" se apalearon mutuamente, se majaron a palos.

Yo no veo diferencia entre unos y otros. Siguiendo la nomenclatura oficial, hoy en boga, todos serían "fascistas". Claro que si Mussolini resucitase y saliese de esa caja de jabón en la que el cobarde gobierno italiano lo enterró, les daba de beber ricino a todos. Y no digo que les raparía el pelo, porque seguro que ya lo llevan así desde su casa.

En otras palabras: ¿quien dirige a los "hunos" y los "otros"? ¿porqué un grupo de chavales con escasa o nula formación política prefieren clavarse las navajas antes que chicolear a las mozas? ¿quien ha engañado a unos con sus ideas racistas, y a otros con sus ideas comunistas?

Esto, solo engorda a los partidos del poder. Ahora, si en el 20-N suena una voz más alta que otra, este gobierno de miserables que traicionan la memoria de sus padres (Bono, Mª Teresa -con lo guapa que era de niña, quien lo iba a decir-, Narbona...) lo tendrá fácil para legalizar a esos cinco mil partidos que se llaman Falange y se reclaman herederos puros y sin tacha del fundador, tirando piedras unos contra otros y negandose entre sí.

Señores que no tienen miedo a vestir hoy camisa azul: eso ya es un punto a vuestro favor. Pero si no demostráis más sentido común y no os organizáis, lo lleváis claro. El gobierno busca vuestra ilegalización, y el conflicto de estos majaderos, y la muerte de ese pobre chaval que solo fue culpable de dejar que alguien lo engañara, son el primer paso.

Hace años teníamos un dicho: tras la guerra hubo tantos que dijeron haber tomado café con José Antonio que afirmábamos que este no había muerto por las balas, sino por un exceso de cafeína. Hoy, cada falangista parece querer tender a tener su falange propia, personal e intransferible.

Veo muchos señorones cargados de medallas (a saber en que guerra las consiguieron), a chavales con escasa formación y dudosa educación erigiéndose como los jefes... los jefes de la nada.

Menos cabeza de ratón y más cola de león, como hace ya muchos años les dije a unos chavales que tenían montado un tenderete en una calle.

Ya no está en riesgo la Falange. Esta, casi esta muerta. Ahora, lo que está en riesgo, es España. Más humildad. Más sentido común. Eso dará más futuro.

1 comentario:

Fandango dijo...

Me siento totalmente identificado con tus palabras, yo tampoco veo ninguna diferencia entre esos fascistas y esos que se autodenominan antifascistas que estan en contra de la violencia y los ves tirandole piedras a la policia y a establecimientos humildes, quemando contenedores, etc...

No me explico como se puede ser así...

un saludo cariñoso