El punto de vista de un viejo divisionario

jueves, 20 de noviembre de 2008

Hace un año

Aproximadamente hace un año, supe de la muerte de Antonio Arias. Hace un tiempo que no logro orillar su recuerdo para centrarme en otros asuntos. A menudo, mis amigos muertos me visitan y con ellos, paradójicamente, me siento vivo. Vivo en un mundo podrido que está más muerto que ellos, rodeado de jóvenes de veinte años más viejos que yo, con pocas y brillantes excepciones.

El recuerdo de Antonio y otros logra, junto con las visitas de Alicia, Fernando, Eduardo, Manolo, y un nuevo amigo del que hablaré en otro momento, devolverme la confianza en mis conciudadanos.

Antonio fue un excelente camarada, al que perdí la pista tras su jubilación, que decidió pasar en Alicante, fue de los que contaban con un espíritu más recio.

Alistado con 16 años, formó parte de la primera división. Un tipo formidable, inquebrantable, con el que me hubiera gustado reflexionar sobre la garzonada con marcha atrás. Estoy seguro de que Antonio hubiera hecho llegar hasta el propio juez sus reflexiones sobre el asunto.

¡Camarada Antonio Arias Rodriguez!

¡Presente!

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