El punto de vista de un viejo divisionario

miércoles, 17 de diciembre de 2008

Feliz Navidad

Deseo felicitaros la Navidad y que encontreis en el calor de vuestros hogares esa paz que hoy el mundo nos niega.

Voy a estar nos días sin aparecer. Mañana viene a recogerme mi hijo José Antonio para que pase la Navidad con ellos, en Castellón (es lo malo de tener a los hijos desperdigados por la piel de toro).

José Antonio tuvo en Castellón su último destino y allí se quedó a vivir tras jubilarse. Sus niños ya no son tales, pero la alegría es la misma como si tuvieran pocos años, en lugar de ser veinteañeros.

Me voy a celebrar el nacimiento de un niño, pero con otro niño muy presente, por el que rezo todos los días. He pedido a Alicia que me mantenga informada de cualquier novedad y que, si procede, ella misma la transcriba aquí.

Recibid todos, amigos y, porque no, enemigos, un fuerte abrazo de este viejo. Y no os quejeis del frío. Más hacía en Rusia.

martes, 9 de diciembre de 2008

Más noticias

Preocupado como estaba, le pedí a Alicia que indagara sobre el niño del otro día.

Como soy consciente de que algunos estarán preocupados, paso el parte.

Parece ser que tratan de confirmar el diagnóstico. El asunto puede ser de muy leve a terrible. Alicia conoce a un amigo de su edad con esa misma enfermedad, ya se sabe que basta con que una mujer este embarazada para que empieze a ver embarazadas, y es un chico sano, lo que le da ánimos. Piensa presentarselo.

Mientras tanto, el matrimonio ha recuperado la normalidad. El niño sigue bien y ellos esperan con más tranquilidad las visitas médicas y las pruebas.

Básicamente no ha cambiado nada, pero al menos, tienen más paz.

Que no es poco.

lunes, 8 de diciembre de 2008

Del pasado

Aprovecho esta ventana pública para hacer un ruego

Se que Otto Ackermann, traductor en la División Azul, casó poco despues del fin de la guerra en Barcelona. Perdí su pista. ¿Algun amable lector sabe de él, de sus hijos si los tuvo?

Gracias.

jueves, 4 de diciembre de 2008

El llanto de Alicia

Ayer, como otras veces, vino mi nieta buscando paz para estudiar a mi casa. La note silenciosa, pero no le di importancia, hasta que sentado en mi sillón leyendo creí que la oia llamandome. No era así, pero la vi enjuagarse una lágrima. Casi la obligué a explicarse.

Había quedado para comer con alguien de su universidad. Otras veces me había hablado bien de él. Recuerdo que me dijo algo así como que otros, al hablarle de mi, decían que ellos tambien hubieran ido con la División Azul. Él no dijo eso, pero me decia que la unción, el respeto que empleaba al tratar el tema le hacian pensar que por primera vez estaba ante alguien que si se hubiera ido a Rusia.

En la comida, al verlo apagado y con los ojos cristalinos le arrancó la verdad: su mujer y él estan pasando un mal momento, a su hijo pequeño de cuatro años, le han diagnosticado una enfermedad rara, con ecos tremendos y un tratamiento duro.

Me dijo que le había impresionado que, con todo el dolor que sentía, más manteniendolo en secreto para el resto de la familia, solo le pidiese que rezara.

A mi no me lo pidió, pero hago mia esa petición como una orden. Es más: pido que lo hagais vosotros. Rezad por la salud de ese niño. La oración todo lo puede.